sábado, 19 de enero de 2013

Vestirse para la cena


En 1903 se publicó The riddle of the sands (en castellano, El enigma de las arenas), una novela de Erskine Childers que pasado el tiempo de su aparición fue reconocida como el inicio de un nuevo género, el del thriller, y considerado uno de los relatos de suspense y espías más sólidos de todos los tiempos. La historia cuenta las vicisitudes del narrador y su compañero Davis a bordo de un yate en las costas frisias del norte de Alemania, donde se cuece un avieso plan: hay naves ocultas entre los canales, reuniendo pertrechos para una posible invasión de las Islas Británicas. La Gran Guerra estaba a la vuelta de la esquina y el miedo al desembarco del enemigo siempre ha sido una constante en el largo censo de las desconfianzas británicas. El capítulo primero de la novela comienza con un párrafo del que me acuerdo a menudo. Traduzco:

He leído acerca de hombres que, cuando son forzados por el servicio a vivir durante largos periodos en completa soledad —salvo por unas pocas caras negras—, han convertido en una regla vestirse correctamente para la cena con el fin de conservar su autoestima y evitar una caída en la barbarie.

Es cierto, sólo la disciplina nos salva a menudo de caer en el desorden y la barbarie. Por eso retomo aquí el blog largamente abandonado por mi desidia: reconozco que el hecho de verme obligado regularmente a insertar una entrada me oxigena las ideas y me recuerda que si las cosas no se dicen en voz alta nunca llegan a ser cosas del todo. Esperemos que la llamada al orden de Childers se conserve fresca en mi cabeza y no permita que acabe convirtiéndome en un salvaje. Veremos.

3 comentarios:

César dijo...

¡Bravo!

César dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pascu dijo...

Es una suerte estar al otro lado para leer lo que aquí materialices.